jueves, 19 de noviembre de 2009

Add Foucault and stir

Doxa. Episteme. Yo creo versus yo sé. Yo digo versus yo me apoyo en lo que otros dicen para decir lo que digo. Hay que llenar la bibliografía para tener credibilidad, y debo amontonar mis letras hacia arriba de la página para darle cabida a los pies de página.

Tengo envidia de la mala (porque no hay de otra) de esa gente citadora. ¿Cómo diablos le hacen para tener esa memoria fotográfica? ¿Acaso se fían esos malditos snobs de que nosotros los mortales no cargamos la enciclopedia para tirarles sus bluffs? ¿Qué clase de persona se machetea el calendario de Paulo Coehlo, esperando la plática de banqueta en la que pueda soltar su derroche filosófico de $250 precio Gandhi? ¿Y YO a quien cito para validarme? ¿Para que este YO sea tomada en serio?

¿Quién es este yo?
Yo. Soy….

Soy la ambigüedad consecuente de mis 22 años. Soy una antología de otros, de otras vidas y otras historias que no son necesariamente mías. Qué cosas. Ya no sé qué tanto de lo que digo es mío y que tanto me lo he robado. Bueno, lo tomo prestado. APA me obliga a admitir mi fuente en algún punto de la conversación. Y mi bibliografía casi nunca viene de fuentes académicamente respetables. A menos que las Vacas Sagradas de la Comunicación me dejen usar de fuente al panadero de mi colonia.

Doxa. Praxis. Yo lo digo versus yo lo hago. Yo lo digo porque lo creo versus tú lo dices porque lo viviste.

Mis frases célebres se las he copiado a gente de la que ya no me acuerdo. Si te conozco, te voy a citar. Porque yo soy doxa. Todo lo sé en teoría. Todo lo sé porque me lo dijiste. Y probablemente, en mis palabras, tus palabras suenan mejor, aunque yo no veo lo que tú viste. Prefiero llenar mi cajón de sabiduría de tus palabras a las de un fulano estructuralista que en el fondo no le creo.

Hay que agradecer por la gente con la que uno se topa y le deja un poco de cultura general. Doy gracias por el geek simpaticón de mis clases que lee Wired y me enseña cosas que en la vida investigaría, como que Google ya tiene su propio lenguaje de programación y qué son los fractales. Gracias a mi maestro de clase de los martes que me incita a leerme toda la biblioteca nacional del siglo XX. Gracias a Gracielita que se toma la molestia de utilizar construcciones lingüísticas que nadie usa. Gracias a Ángela y Charlie Moon por su traducción de Thompson para dummies, a Gaby y sus frases domingueras güeras, a los ociosos que cuelgan mantas en los puentes peatonales con frases inspiradoras, gracias a Elías que tiene la lengua más filosa y ocurrente del poniente de la ciudad… gracias a los extraños que han pasado con mi vida y me han nutrido de una conversación más original.

Soy doxa y busco tu episteme. ¿Me lo prestas?

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