miércoles, 2 de febrero de 2011

En llamas

Para los reporteros de Metro/Staff y Comunidad

La Ciudad anocheció en llamas. Anocheció con frío, con balas perdidas, explosiones y gritos de auxilio en plena avenida.

Siete puntos de Guadalajara enardecidos, siete heridas de concreto y metal casi al unísono, por una propaganda de narco violencia de rebeldes denominados La Resistencia.

Mientras yo dormía, la Ciudad se hizo un mar de lágrimas por bombas molotov caseras, resguardadas en envases de vidrio de Coca-Cola. Cayeron flashes sobre los rostros indiferentes de presuntos responsables de las explosiones de Periférico Sur y 8 de Julio, que se cruzaron de manos mientras permanecían sentados en una de las pick ups de la Policía. ¿Cuántos años tendrán? Menos de 19, juro que podrían tener 16. En el interior del coche colgaba un rosario y una imagen de Cristo Redentor.

La Ciudad despertó con miedo, con restos de cristal y cenizas, con helicópteros y sirenas. Nuestra banda sonora fue la intermitente voz de un radio gritando códigos, las lágrimas de mujeres horrorizadas y cuchicheos de teorías conspiracionales.

La Ciudad amaneció vacía y alerta. Mientras los periodistas esperan el comienzo a la rueda de prensa en la que los Presidentes Municipales, en conjunto con el Gobernador, pretenden dar la cara y una solución pronta y expedita, una charola de tamales perfuma el ambiente de Casa Jalisco. Cierto, es 2 de febrero. La inminente guerra que ha llegado a la orilla de nuestras casas no frena ni las más sacrosantas tradiciones.

Jóvenes se han organizado, gracias a la inmediatez apabullante de la interfaz, para sacar al vapor una marcha. Jóvenes murmuran en los pasillos la indignación que les provoca la situación, pero que “les da miedito” ir a la manifestación de la tarde. Las fotos de perfil de Facebook se han vestido de blanco en mediática solidaridad, los cibernautas tuitean furiosamente sus condenas al Gobierno Vendido, insultos al Exmo. Gobernador se desparraman con senda ausencia de originalidad, atribuyéndole su alcoholismo, su mochés, su valemadrismo… toda la semana, cerraremos nuestras puertas y subiremos nuestros vidrios, abordaremos el camión con desconfianza, hablaremos ad nauseam de la Impunidad Gubernamental y los Pendejos Desobligados de La Resistencia, y luego…

¿Y luego qué?