miércoles, 18 de agosto de 2010

Aftermath

Siete días después del inicio de tu enésima crisis existencial te das cuenta. Oh, que bíblica te estás poniendo con las fechas. Pero es cierto, lo sabes y lo sientes en tu estómago que no ha podido digerir sólidos desde el domingo.

Lo sabes. Es tiempo de darte cuenta que estás actuando como tonta, y ya va siendo hora de que madures.

Y sí, madurar apesta. Madurar implica dejar de aferrarse a la caja de Kleenex y el pretexto de quedarse en cama porque el pinche mundo se le cae a uno encima. No, nada se está cayendo, sólo tus ánimos, y un poco de aguas pluviales en Tapatilandia, por aquello de los temporales de agosto y septiembre.

Pero sabes que es hora de hacerlo, de dejar de creer que la traslación depende de tus cambios de humor, y que los dioses conspiran en tu contra para que llueva todas las tardes. No te dieron el trabajo que querías desde que tenías dieciséis años, y llorando por él no vas a conseguir nada.
Y voilà, te levantaste hoy y te diste cuenta que por haber gastado estos días en sentir lástima por ti innecesariamente, ha arruinado un día que habías esperado, por el que habías desmembrado calendarios y agendas.

Adris, sabes que la cagaste.

Sabes que haber bromeado con tu desempleo el viernes no es haber llegado a la quinta etapa de superación. Que el sábado te viste como una caprichuda por amarrarte a tu cobija y encerrarte en tu cuarto. Que para el domingo seguía quebrándosete la voz cuando tenías que contar lo que habías hecho el verano. Y, reverenda estúpida, que el lunes no abrazaste a ese que habías esperado tantos meses como Penélope región 4 y ni le dijiste ese speech que habías preparado toda la mañana por cobarde, y te saliste del coche así, como si nada; y todo por tu maldito afán de sentir lástima por ti.

Y el martes no le retiraste la mirada a tu celular. Y hoy no dejas de repasar uno por uno todos los detalles en los que metiste la pata.
Y mañana…

No. Mañana no. Hoy, hoy te levantas, te lavas la cara, te pones el maldito rímel, y más te vale que sonrías y tomes ese plan B: seguir viviendo. Y seguir viviendo no es deambular por los días con la misma cara de sufrida. Es hacer que las cosas sucedan.

Sí, la cagaste. Ahora lo arreglas.

1 comentario:

  1. Sentimiento interesante. Me evoca una idea: no importa si bien o mal, lo importante es seguir caminando. Me gustaría juntarnos un día a compartir textos, música e ideas, filosofar de la vida, sus incongruencias e ironías.

    Saludos

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