miércoles, 3 de marzo de 2010

Somnolencia inútil

Estoy soñando con el mar. Con el calor a cientos de kilómetros de este caos tapatioso, tedioso y acelerado. Estoy soñando con una León helada y Quesabritas tamaño familiar, una hamaca de algodón, bocinas a volumen aceptable y kilos y kilos de arena hirviendo debajo de mis pies.

Estoy soñando con pláticas existenciales con café. Y un pay de limón con mucha, mucha azúcar. Mazapanes jumbo. Donas de maple. Un chai frappe con leche entera. Chocolate negro derretido sobre fresas recién lavadas. Estoy soñando con una montaña de cajeta de Tapalpa frente a mí, y yo armada con un bolillo recién hecho de los que vende el señor que recorre mi colonia en bicicleta ofreciendo pan a precio de magnate, lista para sumergirlo en esa inmensidad de calorías de felicidad.

Estoy fantaseando con finales brillantes y redondos. Esos a los que nunca sé llegar. Con guiones listos, ensayos de diploma, crónicas que hagan llorar, novelas terminadas, cuentos ingeniosos, poemas que no sean cursis. Estoy rogando por temas que dejen de rendirle homenaje al vacío de mi estómago y mi corazón de pollo. Estoy esperando a que salte la inspiración en medio del rebaño de ovejas que cuento todas las noches, y me diga, sí, aquí estoy, úsame, úsame, pendeja, agárrame que me voy.

Estoy soñando con dejar de contar días, contar caracteres, contar cuartillas y espacios dobles. Estoy soñando con fotografías que no hay, con lugares que no existen, historias que no sé contar porque no sé vivirlas. Con jubilar a la razón y actuar más con el estómago. Con ganar un puto juego de ajedrez, ser más lista, más arriesgada y menos complaciente. Con largarme de aquí, no porque estoy huyendo, sino porque quiero llegar a algún lado, y tiene sentido, todo esto tiene sentido, la espera, el hambre, el déficit de sueño, los archivos de Word llenos de verborrea patriota y existencialista, las verdades omitidas, las dichas a destiempo, las frases que no me animo a confesar y me conformo con escribirlas en mi cuadernito negro… estoy soñando que vale la pena todo lo que estoy haciendo. Todo lo que estoy dejando pasar.

Pero no es así.

Porque sólo estoy soñando.

Despierta, reverenda estúpida, despierta.

1 comentario:

  1. No mamar, esto me llegó muy cabrón. Pinche Adris. Sueña, güey, sueña. Te lo dice una despierta.

    ResponderEliminar